Situado no lejos del Tormes, con 99 habitantes, es hoy pedanía de Puente del Congosto. Su iglesia parroquial está dedicada a la Transfiguración del Señor y tiene una ermita en su término, bajo la advocación de Nuestra Señora del Monte.
Sus cultivos tradicionales son: trigo, cebada, algarrobas y otros granos; criando también ganado lanar, cabrío y de cerda.

José Luis Puerto
La Sierra de Béjar
Edilesa

martes, 12 de febrero de 2013

La estación de ferrocarril de Béjar


Autor: Javier R. Sánchez Martín

Publicado: Béjar en Madrid, 13 de Febrero de 2004

A veces, el ramalazo de la nostalgia encamina mis pasos a la antigua estación de tren. Allí paseo entre viejos raíles oxidados, palancas para el cambio de agujas, topes de frenado, arcos metálicos, curiosos sistemas para bombear agua a las locomotoras, una pintoresca grúa colocada sobre un basamento de piedra, andenes, muelles de carga y, por supuesto, esas peculiares construcciones que siempre llamaron mi atención por su curiosa arquitectura.

Permanecen mudas y semiderruidas las casas de los ferroviarios, pero se han restaurado recientemente el edificio de la antigua estación y alguno de los locales adyacentes, lo cual ha sido una excelente idea. Espero y deseo que el fin para el que van a ser destinados, ese Centro de Ocio Juvenil que tanta falta hace en Béjar, revitalice esta zona y la saque del lamentable estado de abandono en que ha estado sumida los últimos años.

Desde la Estación se tiene una hermosa panorámica de Béjar. Según hacia donde se mire puede verse gran parte de la muralla, el antiguo palacio de los Duques de Béjar, las torres de varias iglesias, la sierra, El Castañar, la Peñade la Cruz, el valle de El Rosal, el viaducto, ... Pero la misma estación es en sí un bonito paraje.

Fotografía antigua de la Estación del Tren. Béjar.
El emplazamiento de la estación se realizó en este trozo llano cuando los ingenieros decidieron trazar la vía por Navalmoral, construyendo un túnel que, atravesando Béjar, sacase directamente el tren a la zona del puente de San Albín. Como es conocido, ese ilustre prócer que fue D. Jerónimo Gómez-Rodulfo (nacido en 1810 en una gruta en el paraje de nuestra Sierra conocido como Navamuño, durante la Guerra de la Independencia), deseaba que la estación se ubicara en el paseo de Santa Ana, pero los ingenieros lo desaconsejaron por las dificultades técnicas que presentaba el puerto de Vallejera y la necesidad de hacer un viaducto de gran altura cercano a Ledrada, para salvar los accidentes del terreno.

D. Jerónimo Gómez, que tanto hizo para que se construyera esta línea férrea, no pudo ver cumplido su deseo de ver llegar el primer tren, pues falleció poco antes de que esto sucediera, en la última década del siglo XIX. Es de justicia reconocer que en la construcción de la línea férrea que pasaba por Béjar influyeron también decisivamente, entre otros, D. Esteban Anaya, yerno de D. Jerónimo Gómez-Rodulfo (ambos desde Béjar), y D. Jerónimo Rodríguez Yagüe desde Madrid. (ver Béjar en Madrid de 16-05-1922).
Vista actual de la estación del tren
desde las murallas. Béjar

Algún día puede que escriba acerca de D. Jerónimo Rodríguez Yagüe, fabricante de paños y diputado a Cortes en Madrid, personaje de gran influencia en el Béjar de la segunda mitad del siglo XIX y muy bien relacionado en la corte. Pienso que fue un fabricante textil con gran visión de futuro, y que su temprana muerte en 1903 privó a la industria textil de uno de sus adalides. Estaba casado con Dña. Manuela Rodríguez-Arias.

El tren llegó tarde a Béjar en comparación con otras zonas textiles, pero se erigió inmediatamente en motor de progreso. En efecto, sin el tren no hubieran podido llegar a nuestra ciudad numerosas máquinas textiles, que por su volumen y peso eran imposibles de transportar entonces por otros medios. También se hizo enseguida imprescindible –aparte de para viajar personas- para el transporte de combustibles como el carbón y de mercancías (lana, productos manufacturados, etc). Para demostrarlo será suficiente con dar algunos datos: en 1918 entre La Estambrera y La Illana (propiedad de B. Redondo y de García y Cascón) podían lavar once mil kilos diarios de lana, con un consumo diario de tres toneladas de carbón en La Estambrera y de dos en La Illana (Béjar en Madrid de 15-09-1918). Imaginen ustedes cómo transportar once toneladas diarias de lana o cinco toneladas de carbón diario a principios del siglo XX sin el auxilio del ferrocarril. Simplemente, imposible. Y eso sólo considerando dos fábricas, que en Béjar había muchas más.
Estado de las vías, en total abandono, en la actualidad

El ferrocarril lo fue todo para Béjar. Llegó un poco tarde pero fue uno de los elementos básicos sin los que la industria textil y otras industrias no hubieran podido sobrevivir. Luego desapareció de nuestras vidas (¿para siempre?) con gran malestar de los bejaranos, si bien hemos de reconocer que también con un poco de apatía por parte de muchos de nosotros, porque ¿cuántos lo utilizábamos?. Hoy día hay otros medios de transporte, es cierto, pero estamos en la época de la alta velocidad y el tren se está revalorizando cada vez más.

Me gusta esa estación, y me gusta pasear por ella. Me recuerda cuando en alguna ocasión me sentaron al lado de la ventana en el Colegio Salesiano, y desde allí veía de vez en cuando llegar y salir los trenes y evolucionar las máquinas echando vapor por sus chimeneas. O cuando íbamos a jugar por allí y poníamos una perra gorda en la vía para que el tren la aplastara.

Es una buena idea que se recuperen la mayor parte de los edificios de la estación y, mejor aún, si se arregla un poco y se adecenta toda la zona de las vías como zona de paseo. Aunque ya no tengamos tren. A lo mejor algún día vuelve.
Texto extraído de: Pinceladas de Historia Bejarana


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